miércoles, 2 de marzo de 2016

LITERATURA Y CINE: PALMERAS EN LA NIEVE

“Dicen que quien no conoce su pasado está condenado a repetirlo, conocerlo te brinda la posibilidad de ponerte en la misma piel, de no cometer exactamente los mismos errores que los que cometieron los que tejieron todo el hilo de tu historia”,  Adriana Ugarte



España, allá por el año 1898, perdía las últimas colonias de ultramar: Puerto Rico, Cuba y Filipinas. Nuestro país conservó el protectorado de Marruecos y de algunas provincias de Guinea Ecuatorial, aunque después ambos territorios lograron su independencia.
Desde el año 1926, la isla de Fernando Poo (actualmente Bioko) fue parte de la llamada “Guinea española” hasta que, en 1968, logró su independencia. Muchos españoles salieron de España hacia Guinea en busca de un futuro mejor. Muchos trabajarían en distintas plantaciones de cacao.

La novela “Palmeras en la nieve”, de Luz Gabás, nos relata la historia de esos colonos, de la cultura de aquella isla. Desde luego, no falta una bella historia de amor imposible. Aderezada con secretos familiares, tradiciones desconocidas, aventuras, confesiones, traiciones, pasiones e intrigas. En el libro se mezclan dos tiempos, dos culturas y dos generaciones. He gozado de esa historia de amor, de esos secretos familiares, de aventuras, de aquellos españoles en Guinea y de las grandes diferencias que existían entre negros y blancos.

Luz Gabás nació en Huesca (1968). Es licenciada en Filología inglesa, novelista y, además, ha sido alcaldesa de la localidad de Benasque (municipio de Huesca). Su primera novela “Palmeras en la nieve” fue un éxito de ventas en el 2012.  Este pasado año fue llevada a la gran pantalla en España, con un gran triunfo en taquilla.
Alguien podría pensar que es un tocho de novela (736 páginas), pero os puedo asegurar que la autora compagina de forma extraordinaria distintos géneros (novela autobiográfica, realidad histórica e historia amor). Su estilo es elegante y bastante minucioso en todo lo que describe.

En la novela, al igual que en la película, se mezclan perfectamente el presente y el pasado de muchos personajes. Nos cuenta que los problemas ocasionados con la colonización no desaparecieron con la ansiada independencia, sino todo lo contrario. Hoy en día ese país vive un estado dictatorial militar, con graves problemas de alimentación  y de servicios. Además, su riqueza es explotada por empresas extranjeras. El informe de Estados Unidos sobre tráfico de personas de 2012 dice que «Guinea Ecuatorial es una fuente y destino para las mujeres y niños sujetos a trabajo forzado y tráfico sexual».

Centrándonos en la novela, ésta comienza con  una triste y emotiva  despedida de Kilian y Bisila (la pareja que intenta vivir un amor imposible en aquella época). Es Clarence quien descubre,  en 2003,  un trozo de una carta  en donde se da a entender que desde España se está enviando dinero a Guinea para alguien.
Ese retazo de la carta le llama la atención, pues cree que hay muchos misterios en su familia que no sabe y  hará que viaje en el tiempo y en el espacio y  se desplazará desde Huesca hasta Bioko, para visitar e investigar en la tierra  en la que su abuelo Antón, su padre Jacobo y su tío Kilian vivieron y trabajaron durante muchos años en una plantación de cacao.
Poco a poco Clarence va descubriendo esa historia de amor, así como las vivencias de sus familiares y amigos. Un secreto que en cierta forma le afecta a ella misma y a su prima Daniela (hija de Kilian). No se atreve a preguntarle ni a su padre ni a su tío, pero cree que no le dirán la verdad, por lo que recurre a Julia, una vieja amiga de la familia y que además compartió con ellos los años que pasaron en Fernado Poo. Sin embargo, Julia no le da la información que ella busca y la remite a su padre, lo que hace que se sienta mucho más curiosa.
En cuanto a la película, se estrenó a finales de 2015 con el mismo título que la novela, con un presupuesto de 10 millones de euros (el mayor presupuesto para una película española en los últimos tiempos). Fernando González Molina dirigió un ambicioso proyecto, que le está dando sus frutos, con la ayuda del responsable de la fotografía, Xavi Giménez, que consigue un impresionante trabajo. Supo  resaltar los contrastes de la montaña oscense y el color vivo de Guinea.
Respecto a la música, no podía faltar para esa historia de amor el tema principal de la BSO, compuesto por Pablo Alborán y Lucas Vidal.

 En el reparto, nos encontramos con Mario Casas (Kilian), Adriana Ugarte (Clarence), Macarena García (Julia), Berta Vázquez (Bisila), Daniel Grao (Manuel), Alain Hernández (Jacobo) Emilio Gutiérrez Caba (Antón), Laia Costa (Daniela)…
La película se rodó en Gran Canaria, en Teror, donde se construyeron magníficos escenarios para recrear los escenarios existentes en Guinea.  También se rodó en Colombia y Huesca. Cinco meses duró el rodaje y con la participación de más de 3500 personas.

En mi humilde opinión, Berta Vázquez (Bisila), sin duda, ha sido un gran descubrimiento. Un gran desafío en el que estuvo resuelta, enigmática y muy sincera. Tuvo que aprender un idioma desconocido (bubi) y era su primer papel en cine. Alain Hernández: (Jacobo) es otro novato que bordó el personaje de canalla, mujeriego y vividor. Se le ha podido ver actuar en algunas series (como Mar de Plástico, B&B) o como actor secundario en las película Ismael y Ocho apellidos catalanes.


Como curiosidad, Mario Casas conoció en el rodaje de la película a Berta Vázquez y entre ellos surgió un feeling, que hizo que Mario dejara a la que era su novia, por entonces María Valverde, y actualmente son pareja.  Las escenas entre Kilian y Bisila tienen un contenido erótico bastante explícito. Para Mario Casas es sin duda el mejor personaje que ha interpretado a lo largo de su carrera, y el nuevo “talismán” del director, que ha trabajado con él en varias películas y cuanta de nuevo con él para la próxima.