La equivalencia entre mujeres y hombres es un derecho
relativamente nuevo en España. Comenzó a nacer con la Democracia y la
aprobación de la Constitución. A lo largo de tres generaciones las cosas han ido
cambiando bastante. Mi bisabuela no pudo estudiar ni trabajar. Mi abuela
tampoco, aunque sabía leer y escribir lo justo. Mi madre estudió lo básico y
trabajó mucho en el campo. Después de la muerte de Franco tuvo la oportunidad
de trabajar fuera de casa.
Hasta hace unos pocos años,
la ley española le daba total autoridad al marido, que era quien decidía,
prácticamente, sobre la vida de la mujer. No existían los anticonceptivos y ser
madre soltera era casi impensable de cara a la sociedad.
Hoy en día, la igualdad
total y real aún no se ha conseguido, como lo demuestra el alto porcentaje de
mujeres que se dedican a las labores del hogar; la diferencia salarial entre
ambos sexos y el alto índice de paro femenino. Además, apenas acceden a altos cargos de
responsabilidad.
La mujer continúa asumiendo
la mayor parte de las labores de casa y el cuidado de los hijos.
Vamos hacer un recorrido,
someramente, cómo ha cambiado la mujer española en unos años:
En el año 1933 las mujeres ejercían por vez primera el
derecho al voto. El camino hasta llegar a las urnas no fue fácil. La
participación femenina en el mundo social y político fue frenada con la llegada
de Franco al poder, con una visión de las mujeres impuesta desde la iglesia
católica.
No hace muchos años, nuestro
Código Penal contemplaba el derecho del marido a matar a su esposa por ser
adultera. Un “derecho” que fue eliminado en 1963. La mujer era excluida de todo
lo que fuera público y estaba relegada al núcleo familiar, siendo su misión la
de educar a los hijos.
La reforma del Código Civil
en 1975 supuso un paso decisivo para nosotras. El deber de obediencia al esposo
se sustituyó por el deber mutuo de respeto y protección recíprocos. Con la
muerte de Franco (1975) se iniciaba una serie de cambios para la mujer. No hay
que olvidar que algunas generaciones de mujeres fueron educadas para ser sumisas,
obedientes y entregadas.
La píldora anticonceptiva
(que hoy se adquiere sin ir al médico) llegó a España en 1964, pero debió
vencer la política natalista del Caudillo y la fuerte oposición de la Iglesia.
Su legalización llegaría en octubre de 1978. Durante el tiempo que pasó desde
su introducción y su legalización, miles de españolas la usaron, oficialmente,
bajo el eufemismo de “regular el ciclo menstrual”.
La despenalización del
aborto llegó con el primer Gobierno en democracia. El Ministro de Sanidad,
Ernest Llunch, anunciaba en 1983 una reforma del Código Penal. Tras muchos
traspiés, por fin en 1985 el aborto en España ya no era delito.
En 1993 se puso a la venta
el preservativo femenino, no tuvo la misma repercusión y aceptación que el
condón masculino. Seguro que muchos adultos maduros recordarán más de una
peripecia que tuvieron que hacer para comprar un preservativo. Hoy en día hasta
los hay en el supermercado.
El bikini…aysssssssss nació
en el verano de 1964, pero la Iglesia española prohibió su uso. Sin embargo,
allá por el año 1952 se introdujo oficialmente en nuestro país de la mano del
alcalde de Benidorm, Pedro Zaragoza, que mediante un decreto lo legalizó y a
punto estuvo de costarle la excomunión.
Hoy en día, después de 68
años, sigue siendo la prenda de baño más usada de las mujeres, aunque las hay
que prefieren el tanga o hacer top-less.
Los maravillosos años 60
pusieron fin al clasicismo a la hora de
vestir en la mujer. Dejó atrás la típica falda recta por la rodilla y empezaron a llevar ropa de muchos colores,
faldas más cortas o ropa ceñida. Los pantalones comenzaron a llevarse sin
problemas, aunque se habían popularizado allá por los años 40.
Mary Quant (diseñadora
inglesa) revolucionó el mundo en el 1964 al presentar la mini falda. En la
época franquista llevar mini falda era una señal de provocación para las mentes
machistas y conservadoras, por lo que se introdujo poco a poco. Ésta falda
dejaba al descubierto una de las partes más sensuales del cuerpo de la mujer.
En cuanto a los estudios,
hay que recordar que una Real Orden (1910) permitió a la mujer acceder sin
demasiados problemas a las universidades.
Sin embargo, el régimen
franquista no ayudó a potenciar la integración de ellas a las aulas
universitarias. No era necesaria la autorización del padre o del marido, pero
pocas tuvieron la oportunidad de estudiar una carrera. Hoy en día los
rectorados, cátedras y puestos directivos siguen siendo cosa de hombres.
Por desgracia para las
mujeres, aún mueren cada día a manos de
los que dicen amarlas. Este año 2014, la cifra asciende a 59 víctimas en
nuestro país.
Aún no se han dado cuenta
los hombres que las mujeres no son una cosa, que cogen, usan y cuando les
apetece matan. Creo que para desgracia nuestra en España se ha
retrocedido. Se ha eliminado la
asignatura Educación para la Ciudadanía, que era la única que incidía en los
valores de igualdad, respeto y no segregación por sexo en las aulas.
José Ignacio Wert (para mí
uno de los peores ministros valorados de
la Democracia) se encargó con su ley de suprimirla.
Si no ponemos remedio a tiempo a esto
¿qué estaremos educando?, pues lo más seguro que de algunas aulas salgan los
futuros maltratadores y asesinos de mujeres.