Por mucho
que nos empeñemos en decir que ambos sexos son iguales, no es cierto. Hay
situaciones o momentos en que usamos un
lenguaje distinto que puede provocar ciertos “mosqueos” en la pareja.
¿Quién no
se ha enfadado porque él no te acompaña al supermercado o se ha olvidado un
aniversario? o ¿cuántas veces no has discutido porque él siempre tiene el mando
a distancia y no te deja ver una película? Hay que tener claro que hay cosas
personales que a ambos nos molestan, pero….. ayssssssssss estamos condenados a
ceder y llegar a un buen consenso por el bien de la pareja.
¿Es verdad que es difícil llegar a comprender a los
hombres? ¿Nosotras somos tan complicadas que nuestro lenguaje no es entendible?
Cuando nos enamoramos somos capaces de
ceder en todo, pero con el paso del tiempo
vemos que nuestros caracteres, gustos o manías no llegan a ser
compatibles con los de la pareja. ¿Qué
se puede hacer? Yo, personalmente, creo que no se deben de renunciar a
cosas que son verdaderamente importantes por eso que llamamos amor. Creo que la
pareja debe ser más flexible y ver en qué cosas se puede llegar a un buen
entendimiento.
He
realizado un recorrido por distintos portales de internet para investigar los
deseos que no debes esperar de él si no quieres vivir disgustada cada dos por
tres.
Comenzamos por ellas: las he citado según mi criterio personal y
he añadido otras que considero importantes.
Iniciativa en una disputa: si nosotras somos
sinceras, debemos reconocer que les damos cien vueltas a las cosas y él no está
por la labor de discutir. Así que no te enfades, quizás el no le da importancia
que tú le puedes dar y le quita hierro.
Deportes (fútbol): acepta de una vez
que para él el fútbol es su hobby y que le relaja (aunque a veces parecen
energúmenos). Nunca cambiará un encuentro futbolístico por ver una película
romántica contigo.
Que adivine las cosas: sí, nosotras
esperamos que él adivine qué nos puede estar pasando y vamos con indirectas.
¿Tan difícil es ser directa? Si te ha ocurrido algo o estás molesta,
coméntaselo sin dar demasiados rodeos. Otra cosa es que te responda como
esperas de él.
Sexo: algunas mujeres piensan que ellos
siempre están dispuestos a mantener sexo. ¿Son máquinas sexuales? No, habrá momentos en que les pueda pasar como a nosotras, y no tenga ganas de sexo. No
te comas el “coco” y no pienses que ya no le gustas o que tiene a otra en su
mente. Quizás está estresado o tiene problemas en el trabajo. Intenta seducirlo
con mimitos y si no “cuela”, pues respétalo.
Que cambie por ti: al inicio del
enamoramiento no vemos los defectos o
manías de nuestra pareja, pero con el paso del tiempo pueden ponernos de los
nervios. No podemos corregirla y
resaltar sus defectos, pues podemos hacer que se sienta un desastre. Esta
pretensión puede llegar a ser un chantaje emocional que afecte a la relación de
pareja. Hay que aceptarle tal y como es. Si hay algo que te molesta díselo.
Deseos
masculinos en desacuerdo con ellas
Al igual que nos pasa a
nosotras, ellos tienen ciertos deseos con respecto a nosotras que no podremos
cambiar por mucho que que se empeñen. ¿Por qué muchos hombres nos califican de
tiquismiquis? Pienso que lo tienen muy negro si creen que pueden modificarnos.
Compartir armario y baño: aysssssss…nosotras
necesitamos mucho más espacio en el armario que ellos, pues nuestra ropa y
complementos ocupa más sitio. Mejor que él
se quede con el de la habitación de invitados.
Respecto al baño, queda claro que la
gran mayoría de las cosas son nuestras (cremas de día y de noche, lociones,
perfumes, maquillajes, secador, plancha, sales de baño…) y ¿qué tiene un hombre?, pues la maquinilla
de afeitar, la loción para después del afeitado, alguna colonia y, algunos,
cremas para la cara. ¿Para qué necesita la mitad del espacio?
Limpiar el armario: es una tarea que nos
cuesta mucho hacerla y quizás tengan razón. Sin embargo, ellos no entienden que
nos cuesta desprendernos de ropa, aunque ésta tenga varias temporadas. Los
hombres se quejan de que si no las usamos para qué las guardamos y el armario
está a reventar. Y luego solemos decir que no tenemos nada que
ponernos….aysssssssss…
Ellos
tienen lo justo y se deshacen de lo que no se ponen.
Juntos de compras: es una cosa que, la
gran mayoría de los hombres odia, pues no tienen paciencia. Ellos son más
rápidos a la hora de comprar. Ellos no se tiran horas para elegir unos zapatos.
Se prueban unos, y si les quedan bien, los compran. No soportan la idea de que
nos probemos ropa y complementos. Odian
ir de una tienda a otra esquivando a la gente y, además les cargamos con
todas las bolsas. ¿Le has escuchado que refunfuña cuando asomamos la cabeza por
el probador para preguntarle otra vez si le gusta cómo nos queda el
pantalón? Hay que comprender que a
nosotras nos gusta ir de compras y que, además, nos divierte.
Mirar a otras mujeres: vas de paseo y tu
pareja, con mucho morro, se vuelve para ver mejor a la chica que acaba de
pasar. ¡Y encima esperan que no nos moleste! Decir que los hombres no miran a
las mujeres, aunque estén en pareja, es mentira. Y les da igual que vayas a su
lado o estén solos, tienen un morro que se lo pisan. Seguro que no se han
fijado en sus ojos, no…seguro que serán sus senos y sus glúteos.